Mens sana in corpore sano. Quizás sea uno de los mantras por los que más se guía la sociedad actual, a pesar de que su origen es el latín de hace siglos. Cuidar cuerpo y mente es hoy en día una gran preocupación para muchos. Sin embargo, numerosas personas consideran que el vino y el deporte no pueden combinarse y garantizar un óptimo estado de salud. Menos aún en un régimen tan saludable como la propia dieta mediterránea. ¿Se equivocan? ¿Tiene cabida el vino en la dieta mediterránea? ¿Y en otra clase de dietas?
Algunos beneficios del vino en la dieta mediterránea
De sobra son conocidos los múltiples beneficios de la dieta mediterránea en la salud. No obstante, no escuchamos o leemos tanto sobre los beneficios del vino blanco, rosado o tinto en estos regímenes. Estos son solo algunos de ellos:
- Previene de enfermedades cardiovasculares.
- Elimina el colesterol considerado como malo.
- Garantiza los nutrientes necesarios para mantener un organismo y una mente en óptimas condiciones.
Eso sí, desde Bodegas Olabarri queremos destacar los beneficios del vino dentro de unos patrones dietéticos saludables. Porque, como reconoce la Fundación de la Dieta Mediterránea, estos se consiguen sobre todo a través de un consumo moderado. Es decir, es sano el vino tinto, rosado, blanco o del tipo que sea, siempre y cuando lo consumamos con responsabilidad y lo combinemos con una alimentación equilibrada y ejercicio físico.
El vino como pilar fundamental de la dieta mediterránea
El vino está tan integrado en nuestras costumbres a la hora de comer que hasta muchos refranes populares reflejan su importancia: “comida sin vino, comida a medias”, “aceite y vino, bálsamo divino”, “mesa sin vino, olla sin tocino”… Pero, ¿cuál es la forma ideal de consumirlo?
La dieta mediterránea, basada en ingredientes propios de agricultura local, combina la alimentación, el ejercicio físico y el clima de los países del Mediterráneo y tiene múltiples beneficios para la salud. Y la importancia del vino en España se refleja en que muchos especialistas incluyen este producto como algo saludable y que forma parte no solo esta dieta, sino de muchas otras.
Aun así, el doctor Alfredo Gea, componente del departamento de Salud Pública y Medicina Preventiva en la Universidad de Navarra e impulsor del PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), insiste en que aunque la dieta mediterránea tiene como ingrediente perfecto el vino, beberlo durante las comidas es más saludable que hacerlo fuera de ellas. Junto a las verduras y frutas de temporada, el aceite de oliva y las legumbres (entre otros muchos productos); tomar una copa de vino al día refuerza nuestro sistema inmunológico gracias a los llamados polifenoles presentes en él, que generan compuestos antioxidantes muy interesantes.
Identidad mediterránea
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha resaltado en numerosos informes todas las maravillas que puede aportar la dieta mediterránea a nuestra salud. Enfatizando la propia OMS en que el vino forma parte de la identidad mediterránea, no es casualidad que países como España, Francia o Italia (que comparten dicha dieta) tengan un índice de mortalidad inferior a otros contextos. Algo que ya salió a relucir en la década de los 80 y que podría explicarse por el consumo de alimentos protectores de la salud cardiovascular como el vino.
La relación del vino con el deporte
Por otro lado, si hablamos de hábitos saludables, no debemos dejar de lado el deporte. Durante muchos años se ha pensado que el ejercicio físico y el vino no podían ir de la mano por el mero hecho de que éste tuviera alcohol. Sin embargo, se trata también de un potente antimicrobiano que incrementa el ritmo cardíaco y, en consecuencia, ayuda a un mayor rendimiento muscular.
Expertas y expertos en salud como el famoso investigador del Centro de Investigación Biomédica en la Red Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn) Ramón Estruch, han concluido que la cantidad ideal de vino estaría entre una y tres copas al día dependiendo de la persona, sus hábitos diarios y su actividad física.
Por tanto, ¿qué debemos tener en cuenta para elegir el vino ideal? Aunque hay diversas opiniones al respecto, por las propiedades del vino tinto como antioxidantes, éste sería el elegido. También debemos destacar su alto contenido de polifenoles (mencionados con anterioridad) y que aportan, en concreto, una sustancia llamada resveratrol:
- Los polifenoles son compuestos antioxidantes, que destacan por luchar contra los radicales libres en nuestro organismo. Estos compuestos presentan efectos vasodilatadores, son capaces además de mejorar el perfil lipídico y atenúan la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL). Se encuentran en frutas como las uvas, fresas, frambuesas, granada y arándanos; verduras como la remolacha y berenjena; o en el cacao.
- El resveratrol es un compuesto natural que se produce normalmente como respuesta inmunitaria en las plantas tras una agresión o infección, que se acumula en la piel y en mayor proporción en la semilla de la uva roja, pasando por tanto al vino. Numerosos hallazgos revelaron su potencial en en la activación de un conocido gen de la longevidad; reducir la tasa de tumores del intestino; interrumpir un paso clave en el desarrollo del Alzheimer; estimular el sistema inmune innato; reservar las fibras musculares; o reducir la rigidez de las arterias en algunas personas con diabetes tipo 2.
Como puedes ver, aunar salud y disfrute no es nada complicado dentro de la dieta mediterránea. Junto a otros productos típicos de nuestra tierra, el vino no se queda atrás en su aporte de múltiples beneficios para el organismo. En la mejor compañía o disfrutando de la soledad, una copa de vino puede formar perfectamente parte de nuestra dieta diaria proporcionándonos además momentos placenteros en nuestro día a día!
Desde Bodegas Olabarri queremos brindar contigo por poder disfrutar de lo mejor que la tierra nos regala. ¡Para que nunca perdamos las buenas costumbres de los países mediterráneos!
